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El nacimiento de Baja California Sur con la fundación de las misiones jesuitas.

  • Foto del escritor: Joaquín Muñoz
    Joaquín Muñoz
  • 11 feb
  • 2 Min. de lectura

En 1683, arribó a la península de california un pequeño contingente proveniente de la Nueva España (actual México), encabezado por el almirante Isidro de Atondo y Antillón, en el que viajaban los misioneros jesuitas Eusebio Francisco Kino, Matías Goñi y Juan Bautista Copart. Cerca del lugar del desembarco, tomaron posesión del territorio en nombre del rey de España y bautizaron el sitio como Real de San Bruno.


Eusebio Francisco Kino
Eusebio Francisco Kino

La estancia en San Bruno duró únicamente dos años, debido a la falta de agua y tierras aptas para el cultivo. No obstante, durante su tiempo en la California, el padre Eusebio Francisco Kino percibió la importancia de emprender un proyecto para la evangelización de los indígenas californios.

De regreso a la Nueva España, Eusebio Francisco Kino fue nombrado responsable de las misiones de Sonora y Sinaloa. Desde esta posición, transmitió su entusiasmo por la California a otro misionero jesuita, Juan María Salvatierra, quien en ese momento ocupaba el cargo de visitador. Juntos idearon un proyecto que presentaron ante las autoridades de la Compañía de Jesús.

Con la autorización de la Compañía de Jesús, procedieron a gestionar el permiso real. Una vez obtenidos los permisos, comenzaron la búsqueda de apoyos económicos con la ayuda del padre Juan de Ugarte, logrando crear el llamado Fondo Piadoso de las Californias. Este fondo fue constituido gracias a las contribuciones de familias devotas, nobles y comerciantes, quienes apoyaron la labor de los misioneros para fundar misiones en la península.

Con los preparativos completados, y gracias al invaluable apoyo del padre Eusebio Francisco Kino, la primera expedición jesuítica a la California comenzó el 10 de octubre de 1697. A pocos días de navegación, avistaron el ansiado territorio y se dirigieron, basándose en las referencias de Kino, hacia el Real de San Bruno. Sin embargo, al encontrarlo en ruinas y con las mismas limitaciones de agua y tierras de cultivo, decidieron navegar hacia el sur.

Real de San Bruno
Real de San Bruno

El 19 de octubre arribaron a una ensenada conocida como San Dionisio. Tras explorar los alrededores, Salvatierra eligió un lugar situado "a dos tiros de escopeta" de la playa, donde desembarcaron y organizaron las provisiones. El sitio ofrecía mejores condiciones gracias a la existencia de agua y al buen recibimiento de los indígenas locales, quienes ayudaron a descargar los bultos y cajas de la expedición.

En este lugar, Juan María de Salvatierra ordenó la construcción de una rudimentaria capilla para colocar la imagen que lo había acompañado durante su travesía: una escultura de la Virgen de Loreto. Esta advocación mariana está asociada al traslado milagroso de la casa de María en Nazaret, primero a la región de la extinta Yugoslavia y, posteriormente, a Italia, al pueblo de Loreto, en la región de Ancona.

Los jesuitas tenían una especial devoción por la Virgen de Loreto y promovieron su culto desde el siglo XVI, llevándolo a lugares tan remotos como la Baja California.

Virgen de Loreto
Virgen de Loreto

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