El Templo perdido de la antigua californiaSan José de Comondú.
- Joaquín Muñoz
- 18 may
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Las exploraciones en la Sierra de la Giganta, durante los primeros años del proyecto jesuita de evangelización, llevaron a los misioneros hasta un lejano oasis de tierra fértil y abundante agua. El sitio de la Misión de San José de Comondú, ubicado a cincuenta kilómetros al oeste de la Misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, fue explorado por primera vez en 1684 por el almirante Isidro de Atondo y Antillón y el padre Eusebio Francisco Kino. Posteriormente, el lugar fue visitado por los padres Juan María Salvatierra, Juan de Ugarte y Julián Mayorga, siendo este último quien, en 1708, fundaría la misión de San José de Comondú.
La fundación de la misión fue posible gracias a la generosa aportación de don José de la Peña Castrejón y Salcines, marqués de Villapuente, un noble y militar español que colaboró financieramente con la Compañía de Jesús. El nombre "Comondú" hacía referencia a "un arroyo de agua corriente muy bueno, un gran carrizal y numerosos árboles silvestres".
La construcción del templo se realizó en varias etapas, utilizando sólida piedra extraída de bancos cercanos. Poco a poco, comenzó a erigirse lo que sería el templo más grande de la Antigua California. La obra final contemplaba un edificio de tres naves con bóvedas de cañón, además de una profusa decoración interior.
Hoy en día, el templo de la misión se reduce a un inmueble de menor tamaño, que representa solo una pequeña parte de la construcción original. Esta reducción se debe al abandono y al deterioro generalizado que sufrieron las misiones desde finales del siglo XVIII. En el caso de San José de Comondú, además, gran parte del templo fue destruida durante la primera mitad del siglo XX, cuando se reutilizaron sus materiales en la construcción de una escuela y varias viviendas.
En San José de Comondú se introdujeron cultivos como la vid, el olivo, el higo, la caña y una gran variedad de frutales, particularmente cítricos. La constante presencia de agua permitió a sus habitantes desarrollar una incipiente actividad agrícola. Actualmente, en el pueblo de San José de Comondú y su vecino San Miguel —originalmente un pueblo de visita de la misión— se conserva la tradición de la elaboración artesanal del vino, utilizando la misma receta e instrumentos empleados hace tres siglos. Esta y otras actividades constituyen parte del patrimonio cultural heredado del periodo misional y forman hoy un elemento esencial de la identidad de sus habitantes.
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