Mulegé: Oasis de historia y resistencia en Baja California Sur.
- CBCM
- 11 jun
- 2 Min. de lectura

Mulegé, un oasis en medio del desierto bajacaliforniano, tiene raíces que se hunden en el tiempo mucho antes de la llegada de los europeos. Esta región fue habitada originalmente por los cochimíes, un grupo indígena nómada que vivía en armonía con su entorno, aprovechando los recursos naturales del oasis, el río y el cercano Golfo de California para cazar, recolectar y pescar. Su cosmovisión y forma de vida quedaron plasmadas en impresionantes pinturas rupestres y petroglifos que aún se conservan en las sierras de San Francisco y Guadalupe, reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Estas manifestaciones son prueba del profundo desarrollo cultural y espiritual que existía en la región mucho antes del contacto con el mundo occidental.
La historia moderna de Mulegé comenzó con la llegada de los misioneros jesuitas a principios del siglo XVIII. En 1705, el padre Juan María de Salvatierra, uno de los principales impulsores del proyecto misional en las Californias, fundó la Misión Santa Rosalía de Mulegé, convirtiéndose en la cuarta misión jesuita establecida en la península. La ubicación fue estratégica: a orillas del río Mulegé, uno de los pocos ríos de agua permanente en toda Baja California, lo que permitió el florecimiento de cultivos, palmares, huertos y una población estable en un entorno que de otro modo sería árido e inhóspito.
Los jesuitas, con el apoyo del trabajo indígena, construyeron edificios religiosos y agrícolas, introdujeron técnicas de cultivo europeas y domesticaron animales de granja. Sin embargo, también impusieron un sistema que transformó profundamente la vida de los pueblos originarios, reduciendo su movilidad y sus prácticas tradicionales. En 1767, los jesuitas fueron expulsados por orden del rey Carlos III de España, y la misión fue entregada primero a los franciscanos y más tarde a los dominicos, quienes continuaron la labor misional durante el resto del periodo virreinal.
Durante el siglo XIX, Mulegé vivió los efectos de los cambios políticos que sacudieron al país tras la independencia de México en 1821. La región permaneció relativamente aislada, pero mantuvo su importancia como punto estratégico en la costa del Golfo de California. En 1847, durante la intervención estadounidense en México, Mulegé fue escenario de un enfrentamiento conocido como la Batalla de Mulegé, donde los habitantes locales y una pequeña guarnición mexicana lograron repeler a las fuerzas navales estadounidenses, convirtiéndose en un símbolo de resistencia nacional

Ya en el siglo XX, con el auge de la minería en la vecina Santa Rosalía, donde operaba la empresa francesa El Boleo, Mulegé experimentó un nuevo impulso económico. Su cercanía con esta zona minera y su acceso al mar convirtieron al pueblo en un punto de paso para el comercio y la pesca. Posteriormente, la construcción de la carretera transpeninsular en la década de 1970 mejoró la conectividad con otras regiones del estado y del país, impulsando el turismo como una nueva fuente de ingresos.
Actualmente, Mulegé es un sitio que conserva su carácter tranquilo y su profunda conexión con la historia. Sus calles empedradas, la antigua misión de piedra, los palmares que bordean el río y la amabilidad de su gente hacen de este lugar un refugio lleno de autenticidad. Es un punto de encuentro entre el legado indígena, la herencia colonial y la vida moderna, enclavado en uno de los paisajes más singulares de Baja California Sur.
Comments